Eso, que me propuse hacer una mega-ruta, el día me lo permitía la familia (mi mujer descansaba y podía asumir las obligaciones de la casa), con el fin de probarme a la exigencia de estar tantas horas encima de la bici, de lo que ya tengo una idea, evaluar el estado de forma en que me encuentro, saber como respondo a la alimentación en carretera, y con la intención de cagarme por las patas abajo por esos cuestones de Dios, para después, recoger las heces, llevarlas al CSI, y que el Grissom emitiera un informe detallado de lo que había encontrado en la gran majada.
La idea era hacer una ruta larga, con bastantes cuestas y sobre todo, que terminara en alto, subiendo al Torcal por Villanueva, que dicho sea de paso, la subida no tiene los kms de Alpe d´Huez, donde terminará la Marmota, ni sus 21 curvas míticas, pero casi, ni la ruta tendría los 5000 metros de desnivel acumulado y 174 kms de recorrido alpino, pero bueno, por algo hay que empezar.
Pues bien, el día D, después de desayunar un par de huevos fritos con chistorra en Churriana, pa llenar los depósitos, salí pitando pal tranvía, donde quedé con Antonio, su primo Carlos y Eugenio, que me acompañarían, al menos, hasta Colmenar.
Sobre las 10, salimos hacia Vélez, a ritmo alto, como de costumbre con esas compañías (éste Antoñito y familia no tienen arreglo, jajaja) y viento en popa a toda vela, enfilamos la costa, lo que alentó a Eugenio a que decidiera volverse por Colmenar, pa no tragarse toda la vuelta solo desde T. del Mar y con viento de cara, le haría más sufrible el recorrido, aunque no se si fue la mejor decisión, prácticamente se estaba bautizando con una flaca, lleva 3 días montando en bici como quien dice y no tiene la experiencia de tantos kms en carretera, pero le echó huevos y tiró pa Colmenar, sufriendo por esas rampas tan largas, con la Romaní, que dicho sea de paso, no es su amiga gitana de las Castañetas, noooor, sino la burra que sa comprao por 50 leuros, pa ver si ésto del flaqueo le hace más felíz que el sindicato, que a éste paso, seguro que si, lo malo es que echará de menos el movil, en éste deporte se habla poco y se sufre mucho, aunque espero que antes de que cambie de afición, nos deje firmado un buen convenio, jajaja.
Siguiendo con la ruta, pasamos Vélez dirección Colmenar, por la carretera de Riogordo, y cerca de la Viñuela, nos juntamos con el otro Antonio, hermano de Carlos, otro máquina, con su Colnago de carbono montada en Record (......ya sabes Antonio), iba acompañado de dos franchutes, y vaya con los amiguetes, uno jubilado, o sea, de más de 65 años, con más kms de carretera que el 127 del Jódar, y el otro, no ya jubilado, sino en las puertas del cielo, 77 añitos que tenía el francesito, y que le queden muchos más, se los tiene ganao, seguro, vaya ejemplos, y allá que subían pa Colmenar, a su ritmo, que ya lo quisieran algunos, y a sus años, que ya los querremos otros, pero dando el callo, como tiene que ser si te gusta el ciclismo.
Ya estábamos todos, y eso que creía que pasaría todo el día solatera, a lo que ya estoy acostumbrado, muy a mi pesar, y mira por donde, me encuentro con semejante compañía de veteranos, lo que me anima todavía más a seguir disfrutando, y sufriendo, de éste maravilloso deporte, que tanto te quita de esfuerzo, pero que tanto te da de alegría y satisfacción.
El caso es que llegamos a Colmenar, donde nos hicimos la foto de rigor, sin los veteranos, que se quedaron rezagados, vaya lástima, me hubiera gustado que los vieran. Allí nos separamos el grupo, para tomar yo dirección Vva. de la Concepción, a ver si me quedaban ganas de subir al Torcal, y el resto, o sea todos, hacia la reina, pa dejarse caer por los montes, sobre todo Eugenio, hasta los baños del Carmen, donde tenía el coche.
A partir de ahí, mentalización, y a ver como respondía a los 70 kms que me quedaban de ruta, y con la subida al Torcal, que tiene cojones, todavía me acuerdo del año pasado, antes de la Pantani, donde también me probé, y con los más de 30 grados a pleno sol que me esperaban en todo el recorrido. Y la verdad es que cumplí todas las espectativas, no si antes tener varias tentaciones de volverme, por Arroyo Coche y por Villanueva, y que le dieran por culo al Torcal, pero lo prometido es deuda y mi palabra va a misa, jajaja, me mentalicé de que debía cumplir lo pactado con la almohada, y a bien que lo cumplí.
Afronté los 8 kms de rampas hasta el Torcal, a ritmo, con el 30-23, reservando el 26, por si desfallecía a mitad de las curvones, escuchando al asfalto dar bocados en la cubierta, del caló que hacía, me recordó las carreras de formula uno, 31º de temperatura ambiente y 43º de temperatura del alfalto, rum, rum, rum, y justo cuando me vino el bajón, a mitad de camino, encontré una fuente de agua de la sierra que el año pasado no estaba porque había más sequía, agua fresquita, ay madre, que alivio, menos mal, llevaba los botes calentorros y el cuerpo achicharrao, asi que me di un refrescón, lo que hizo que retomara con más ganas el final de la aventura.
Una vez arriba, la foto de rigor, rodeado de 4 guiris, y vuelta pa casa, no sin antes, cruzarme con un viejo Cabrón, y digo bien, porque el viejo macho cabrío estaba tumbado encima de una roca, allá arriba, inmóvil, tanto que creí que era una escultura, tomando el sol y contemplando su reino, por lo despacio que se movía, debía de tener casi los mismos años que el franchute, pero allí estaba, disfrutando del paisaje tan espectacular. Vaya imagen, me hizo pensar en la experiencia y sabiduría que dan los años, quien los hubiera pillado de más joven.
En fin, que decidí volver a casa por Almogía, donde tome mi último cartucho de avituallamiento, una ampolla de Glucosport, que hizo que afrontara lo que sería el postre a la jornada de flaqueo, me atreví a subir la cuesta del Almendro, toma ya, no lo tenía pensado, pero el subidón de azucar funcionó. Y nada, llaneando por la Fresnea, a las 6 de la tarde llegue a casa sano y salvo, que no es poco.
Total, que hablé con el Grissom y me dijo que el resultado del estudio de la gran majada daba positivo en todos los aspectos, bien de salud, bien de ánimo, bien de alimentación, todos los parámetros eran positivos, había respondido con nota a todas las pruebas a las que me había sometido. Gracias Grissom por la información, el día de la Marmota está más cerca, y aunque no se como la terminaré, si se que disfrutaré en el intento, al menos eso espero, y sinó, que me quiten lo vailao.
Ñam, ñam, ñam, eso es todo amigos, con ésta y un bizcocho, me despido hasta el 28.
SaLú
Joder que cojones! Valla rutón. Te vas a comer la Marmota hasta el rabo. Chapo!
ResponderEliminarCon respecto a los demás enhorabuena, por Eugenio con el hierro y por los gabachos, ya firmaba yo con esa edad estar encima de la flaquita y más por esos lares.
Asi que ya sabes Martin, no te machaques tanto que hay que llegar a los 70 tacos en bici.
Y una vez más enhorabuena a todos!
Pd: el perfil altimétrico de miedo!
ResponderEliminarEnhorabuena a los máquinas que siguen tragando millas encima de las burras; especialmente a Eugin, que demuestra que no hace falta tanto carbono pa hacer una ruta en bicicleta. Yo sigo en el club de los globeros, con salidas esporádicas a Torre del Mar. A ver si cogemos la forma poco a poco y somos capaces de hacer alguna ruta "sufridora".
ResponderEliminarUn saludo pa tós.
Enhorabuena Martín, muy buena crónica, yo sigo de esparrin, por si algún día voy yo jejejeje.
ResponderEliminar