Al final, un almuerzo para todos, con arroz, entremeses y ensaladas, y por cierto, mu güeno el arroz, y lo dice uno que entiende del tema, jajaja. Hicieron entrega de un bonito maillot a cada participante, varios pemios para los ganadores del tramo libre, entre los cuales no me encontraba yo (ya que me pilló evacuando antes de la subida al Castillo, que sinó..., jajaja), y un premio al club con más participantes, el de Benalmádena, que dicho sea de paso, es todo un club de rodadores, como tiene que ser, con gente de todas las edades, abueletes incluidos, que también se llevaron su premio.
En fin, un buen día, aunque no por la lluvia, que hizo más duro el recorrido, pero que sirvió para acumular experiencias y kms con las Wilier, que dicho sea de paso, se portaron de maravilla. Hasta la próxima
SaLú